Todos los días, las más de 80 personas que forman la gran familia del Circo Mundial (porque es realmente así como todos se sienten) te esperan a vos y a tu familia para que disfruten de un gran espectáculo: el que construye el fantástico trabajo de malabaristas, equilibristas, acróbatas, contorsionistas, payasos, bailarinas y muchos artistas más. Sobre el escenario podrás ver 35 personas; a ellos hay que sumar todos los que hacen el trabajo silencioso imprescindible para que el espectáculo sea posible: desde los iluminadores a los choferes, pasando por las acomodadoras.
Entre los atractivos más impresionantes del show están el globo de la muerte, dentro del cual cuatro motociclistas desafían varias leyes de la Física, o el péndulo de la muerte, donde -como lo hacen los hámsters en sus juegos- dos atletas hacen acrobacias y pruebas de equilibrio dentro y fuera de dos inmensas ruedas en constante movimiento, a 12 metros de distancia de la pista.
A cargo de todo está Gustavo Yovanovich (sexta generación de una familia de artistas de circo que hunde sus raíces en circos tan famosos como el Australiano y su “sucesor”, el Servian) que es además el mago de la troupe. Sus tres hijos también forman parte de elenco y además preparan a las generaciones jóvenes que desde muy niños se van incorporando, casi como si fuera sólo un juego, a la vida de artistas nómades.
Un poco de historia
El Circo Mundial en realidad es tucumano: nació en Famaillá en 2010 como nacen las células vivas: dividiéndose para seguir creciendo, cuenta Mario Villalba, que además de malabarista, acróbata y bailarín es el encargado de las relaciones públicas. Mario se incorporó en 2013, poco después de que el circo comenzara a migrar llevando su arte y su técnica con rumbo Sur. Cuenta que, “bordeando” la cordillera bajaron por Cuyo y llegaron a la Patagonia. Ahora, después de 10 años, están de nuevo en su provincia natal. Y te esperan con funciones de lunes a viernes a las 22, y sábados y domingos a las 20 y a las 22.